Desconcierto floral en el supermercado
Desconcierto floral en el supermercado. La importancia de saber
diferenciar las Flores de Bach.
Una mujer entra con su hijo de unos 3 o 4 años en el supermercado. Todo parece ir bien, hasta que el niño señala con su diminuto dedo algo en un estante que desea, y que parece urgente para él, exigiéndolo claramente. Su madre pretende seguir el itinerario de compra, pero el pequeño tiene otros planes y reclama la maldita cosa que sigue señalando, pero esta vez el reclamo se acompaña de llantos desesperados, contorsiones y gritos que atraen la mirada y, en algún caso la risa, de personas de alrededor.
Cuántas veces hemos visto esto, y lo que me sorprende es el autocontrol de las madres en estos casos de “emergencia total” de los niños.
Desde un punto de vista floral, si tenemos un conocimiento, al menos elemental de las flores, podríamos preguntarnos lo siguiente. ¿Este episodio es Cherry Plum? por el descontrol evidente, el cortocircuito… ¿O será Holly? por la expresión explosiva de rabia… ¿O acaso Heather? dado que el autocentramiento aquí es absoluto y para nada la criatura escucha ni entiende las lógicas razones y propuestas de su madre…
Creo que he recibido centenares y centenares de preguntas parecidas que buscaban una respuesta rápida, tipo concurso televisivo.
Creo que esto ocurre, porque al inicio de embarcarse en el estudio de las flores, y aún más cuando la vía es autodidáctica, se intenta “simplificar” el mundo para hacerlo más manejable. Esto ocurre en todos los aprendizajes, y ya sé que suena un poco infantil, pero es uno de los mecanismos iniciales del aprendizaje. El mecanismo consiste en situar las posibilidades en 2 polos opuestos: blanco o negro, bueno o malo, esto o lo otro. Y así es como ha funcionado la forma de acercarse a la acción de las flores: ¿Emocional o mental? ¿Es posesiva o no? ¿Tiene miedo o no lo tiene?
A esta visión excesivamente simplificadora que emplean los niños, se contrapone la visión adulta que “presupone”, y solo presupone, que cuando la mente se vuelva adulta, va a tener la sofisticación necesaria para distinguir que entre blanco y negro, y ver que existen además muchos matices de gris.
Y entiendo que esto, la simplificación excesiva en el estudio de las Flores de Bach, ha llevado más bien, no a una deseable sencillez, sino a una excesiva superficialidad. Se ha confundido simplicidad con superficialidad, cuando la simplicidad es desde el conocimiento, desde arriba, y no desde el desconocimiento, que es más bien desde abajo, desde el campo de la anécdota.
Por eso, en mi formación completa sobre las Flores de Bach, la diferenciación entre las flores (Diagnóstico diferencial) se hace desde el conocimiento de las dinámicas (mentales, emocionales y comportamentales) que ocurren en nuestro interior. Durante décadas he trabajado estas diferencias y en la formación se les da una gran importancia, porque nos brindan la posibilidad de trabajar con las flores adecuadas y obtener mejores resultados.
Ah, y en el caso del niño, las tres flores son muy adecuadas. Cherry Plum, flor de autocontrol, le ayudará a ganar en inteligencia emocional y, en futuro, a llevar el impulso emocional a la mente y gestionarlo desde allí. Holly, a controlar mejor su baja tolerancia a la frustración desde la mente, cosa que le ahorrará mucho sufrimiento y problemas en un futuro. Heather también contribuirá a la empatía, a situarse en el lugar del otro, dado que trabaja sobre el excesivo autocentramiento.