La última flor
La última flor
Por Ricardo Orozco ©2015
En los primeros meses de 1935 el Dr. Bach inició con Cherry Plum una prolífica tanda final de preparación de esencias que concluiría, en julio o agosto de ese mismo año, con Sweet Chestnut.
En el verano de 1934, después de Wild Oat, Bach se retira a la casita de Mount Vernon, donde espera poder descansar y promover su obra, pues considera que el sistema floral ya está terminado. Aunque esto último ya había ocurrido después de Los 12 Curadores. La prueba de ello es que existe casuística tanto de “Los 12” como de ellos y Los 7 Ayudantes.
Pero algo seguramente significativo catapulta a nuestro querido doctor a una búsqueda frenética y muy especial, en tanto que él ha decidido hace tiempo ser su propio laboratorio. Esta última tanda floral, esta tercera generación, va a tener características muy diferentes de las anteriores, ya que todas las esencias se cuecen, excepto la flor del Castaño de Indias (White Chestnut) que se solariza. Por otra parte, Bach declara a estos nuevos remedios como “más espiritualizados”.
En solo 6 meses, un Bach físicamente castigado, aunque espiritualmente exultante, prepara 19 remedios, algunos en la misma semana. Pero además, según Nora Weeks, va a experimentar en primera persona los estados negativos que las esencias mitigan. Este parece ser el motor que lo impulsa hacia los árboles y plantas elegidos… <Durante algunos días anteriores al descubrimiento de cada uno, él mismo sufría el estado mental para el cual se necesitaba dicho remedio en particular, y lo sufría en un grado tan intenso que quienes lo acompañaban se admiraban de que fuera posible que un ser humano sufriera de tal modo y conservara su cordura. Y no solo pasaba por terribles agonías mentales, sino que ciertos estados de ánimo venían acompañados por una enfermedad física en su forma más grave>.1
No me extraña, después de valorar todos estos datos, que la última flor del sistema sea Sweet Chestnut, puesto que representa la prueba más dura, la de la muerte simbólica del ego. La angustia existencial máxima, donde el ego experimenta en carne viva la enorme distancia entre el alma y la personalidad. Así, esta última se enfrenta inerme a su inminente desintegración, con el consiguiente sufrimiento. Incluso, en lo que la alopatía define como “ataque de pánico” y que a mí siempre me ha parecido una crisis Sweet Chestnut, la muerte física parece inminente.
Un alumno, aficionado al vuelo deportivo definió este estado como un <corrector de vuelo>. Como si fuera un dispositivo que intenta dirigir el
avión (la personalidad) a su ruta original. Una clienta explicó su vivencia Sweet Chestnut como una agitación desolada, señalándose el plexo solar. Bellas metáforas para referirse a esa separación que debería terminar, inexorablemente, con la reconducción de la personalidad a la tutela del alma. La remodelación de una personalidad desarmónica que se debe regenerar, siendo necesario para ello “tocar fondo”, una especie de rendición o muerte simbólica para renacer reformada y, sobre todo, reorientada a unos nuevos códigos. Una emergencia espiritual a veces explicada como <negra noche del alma…>.
El árbol del Sweet Chestnut, castanea sativa, a menudo se presenta asociado al mito de la muerte-resurrección, o a ritos de paso. Resulta sobrecogedor meterse en el hueco de alguno de estos viejos castaños, vacíos por dentro pero vivos por fuera. Incluso la fiesta ancestral de “La castañada”, popular en algunos lugares de España e Italia, y probablemente de otros sitios, asocia la costumbre de comer castañas asadas la noche previa al 1 de noviembre, “Día de todos los Santos”, o coloquialmente el “Día de los muertos”.
Esta tradición cristiana proviene de la fiesta de Samhain (o Samain): <La festividad de origen celta más importante del periodo pagano que dominó Europa hasta su conversión al cristianismo, en la que la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre servía como celebración del final de la temporada de cosechas en la cultura celta y era considerada como el «Año Nuevo Celta», que comenzaba con la estación oscura. Es tanto una fiesta de transición (el paso de un año a otro) como de apertura al otro mundo. Su etimología es gaélica y significa ‘fin del verano’>.2
Después de todo esto no me resulta nada extraño que Bach diera por concluida su búsqueda floral con Sweet Chestnut. Y me parece muy importante recalcar que, después de esta esencia, el Dr. Bach tuvo 14 meses más de vida en los que hubiera podido preparar 40 nuevos remedios por el abreviado sistema de cocción. Recordemos que los últimos 19 los elaboró en solo 6 meses. En este período tuvo una salud tan mala como la que había tenido hasta entonces, lo que por cierto no le impidió seguir dictando conferencias y atendiendo pacientes… Pero no fue necesario buscar nuevas esencias, porque Sweet Chestnut es el broche de oro que redondea y culmina su obra… La última flor.
1Los Descubrimientos del Dr. Edward Bach. Lidiun. Buenos Aires, 1993. También reeditado por Indigo. Barcelona, 2007.
2 Wikipedia.
