…¡Deprisa!
…¡Deprisa!
No hay duda de que la sociedad moderna en la que vivimos impone un ritmo acelerado a casi todas nuestras actividades. Algo así como una especie de Impatiens globalizado.
Creo que casi todos, puede que por contagio o acaso por instinto de supervivencia, nos resignamos, e incluso habituamos, a ese ritmo que todo lo impregna. Y ese todo incluye también, cómo no, la terapia floral.
Y esa prisa afecta a la demanda del cliente y a la visión del terapeuta. Con respecto al primero, el terapeuta puede intentar controlar la impaciencia del cliente, haciendo una buena gestión de las expectativas que lo llevan a consulta. Esto incluye el dar una información verídica y honesta sobre la terapia floral.
Una de las preguntas más habituales que hacen los clientes es la siguiente:
-¿Cuándo empezaré a notar el efecto de las flores?
Si se trata de una emergencia, como por ejemplo un examen para el que hemos prescrito una fórmula rápida, podemos prever que el efecto se verificará de forma rápida e incluso inmediata. Si en cambio se trata de un tema de fondo, los tiempos varían ostensiblemente.
La estrategia que recomiendo es la siguiente. Transmitirle al cliente que, a pesar de ir viniendo cada tres o cuatro semanas a consulta, cuando hayan transcurrido tres meses (o un poco más), se dedicará parte de la visita a hacer una evaluación del proceso. Esta evaluación puede dividirse en tres partes. En la primera, el cliente hace balance de los resultados desde que comenzó la terapia. En la segunda, el terapeuta comparte con el cliente sus conclusiones. En la última parte, vuelve a tomar protagonismo el cliente y le explica al terapeuta cómo se siente con el acompañamiento. Si está conforme en cómo se están desarrollando hasta el momento las consultas o echa en falta algo que le agradaría que estuviese presente. Esta última parte constituye una evaluación del terapeuta.
Para poder realizar correctamente el mencionado balance, los objetivos terapéuticos deben haber sido bien trazados en la primera entrevista. De esta manera se construye un lugar al que mirar y se evita que la terapia vaya a la deriva.
Con las destrezas mencionadas el terapeuta puede ayudar a gestionar las expectativas, a menudo impacientes, del cliente y de esta manera no contribuir a transformar la terapia en una “degustación” de un frasco de Flores de Bach que decida o no la permanencia del cliente en consulta.
Pero otro problema, que tantas veces he detectado en muchos terapeutas, se produce cuando los impacientes son ellos… Entonces, si los resultados cuando el cliente viene a consulta por segunda vez no son espectaculares, se desanima y somete a la fórmula empleada a un riguroso examen. Esto muchas veces ocurre por la impaciencia del propio terapeuta, por la inseguridad del principiante, por déficit de formación, por presión del cliente… Seguramente existen muchas más causas que explican este fenómeno.
El terapeuta debería comprender que la fórmula floral es solo una parte del proceso, y que él mismo (el terapeuta) no puede ser el tema central del mencionado proceso. Que la mejora que obtenga el cliente en su salud o en la gestión de sus problemas y emociones depende de muchas variables externas e internas, pero sobre todo de él mismo.
Las esencias florales no actúan como antídotos, sino como catalizadoras y facilitadoras de los recursos del propio cliente. Por todo ello, la función del terapeuta se limita a acompañarlo en ese proceso de conciencia personal y de autogestión vital. Precisamente eso, acompañar, no resolver, porque sencillamente no puede. Las flores ayudarán a empoderar al cliente para así poder desarrollar una mejor gestión de sus recursos, pero ese es un proceso que debe hacer él mismo. Y acompañar eficiente y éticamente se transforma en un arte que no siempre es fácil y que requiere de un aprendizaje, de un buen nivel de conciencia… y de mucha práctica.
Ricardo Orozco es formador desde 1994. Terapeuta Floral profesional. Cofundador de SEDIBAC y actual Presidente. Médico colegiado por la Universidad de Barcelona (1982). Director de Institut Anthemon de Barcelona. Autor de siete libros sobre Flores de Bach, publicados por Índigo, El Grano de Mostaza, y Centro di Benessere Psicofisico. Además de SEDIBAC, es miembro de SEFLOR, GALIBACH y FLOBANA. Dicta formaciones y seminarios en distintas ciudades de América y Europa.
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